En ocasiones hacemos cosas, esas cosas algunas veces son
buenas y en otras son malas.
Cuando hacemos algo mal, algunos días recurrimos al
arrepentimiento, pero otros simplemente nos auto convencemos a nosotros mismo
de lo correcto de este hecho. La ilusión de pensar que todo lo que hacemos está
bien queda viva en este pensamiento que
nos guía con malos pasos, tal vez sea tu pensamiento el que decida, pero…
¿Dónde quedo el sentimiento?
A veces actuamos dejando de lado el chivatazo del corazón,
pero si nuestros padres nos dieron cuerpo, nos dieron no solo cabeza sino
corazón. Si la vida de nuestro cuerpo depende de estos dos, ¿por qué la vida de
nuestra persona en ocasiones solo depende de una? Ojala esto tuviera un
entendimiento sencillo, pero o yo ando un poco perdido en esto de la anatomía
de la mente o me atrevería a decir que las buenas cosas son las que salen con
mente y corazón.
Pocas veces son las que cuando hacemos buenas cosas las
damos importancia suficiente, mi mente cree que cuando hacemos algo bueno hemos
de sentirnos orgullosos de ello, que nos sirva como ejemplo en el día a día.
Tenemos que levantar el ánimo como podamos, ¿Por qué le damos tanta importancia
a lo malo y tan poca importancia a lo bueno?
A veces escondemos lo bueno de nuestra persona, impidiendo al mundo ver
nuestra mejor persona, ¿por qué vamos a andar por un camino que desconocemos
pudiendo andar por un camino más conocido, un camino animado un camino lleno de
buenas cosas?
Ya sabes levanta tus nalgas de la silla, quita tu mirada de
la pantalla y enséñale al mundo lo mejor de tu persona. Seguro que hay más
gente que te necesita, piensa con cabeza y corazón, piensa como una gran
persona.
