Es diseño, es un plato, es un rato dedicado a la estructura
de ese plato.
Es cocina, es sentimiento expresado en el plato.
Es amor, es una pasión el pensar en cómo hacer el próximo
plato.
Es querer hacer, es un vicio cómo el último cigarro, pues
querer hacer un nuevo plato.
Es pensar, es mezclar lo cálido con lo frío, es mezclar lados
opuestos.
Es olvidar y volver a recordar, cómo hicimos algún plato que
esa vez nos marcó.
Es buscar, es buscar como innovar pero todo bajo la mezcla de
sustancias, es el diseño del nuevo plato.
Es tener durante poco tiempo y luego cambiarlo de estancia,
sabía bien aquel plato.
Es rememorar aquel momento en el que el plato era víctima de
nuestro paladar.
Son ganas de acabar con todo, de amontonar los libros y de
revolver entre aquel pasado donde la cocina era más que un pasatiempos era un
hobbie tal vez mi única afición junto con el deporte.
Son ganas de poder expresar lo que ni las palabras ni los
escritos son capaces de expresar, aquellos sentimientos dulces con un toque de
amargura, es la naranja que le da un toque amargo al plato.
Son ganas de darme a conocer, por ser un chico bastante
normal, simplemente con un fin el poder cocinar. El ser reconocido por lo que
soy capaz de expresar con cada plato que diseño.
Este texto va por la gastronomía, ese mundo tan amplio y por
el arte culinario, ese arte tan dispar donde no hay nada de moda, nada más de
moda que lo que con tus manos puedas crear.
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