En la vida se nos presentan ocasiones.
Unas veces llaman a la puerta de nuestra vida, otras veces
mandan a la tuna a cantar la ocasión bajo nuestra ventana.
No siempre queremos abrir la puerta ni siempre que oímos
algo nos asomamos por la ventanas. Muchas veces la mejor decisión es la que la
cabeza nos chiva, muchas veces miramos por la mirilla de la puerta y lo que
vemos no nos convence, otras veces es el reflejo de la ventana el que nos
recuerda lo más convincente para nuestras vidas.
Un día más reflexiono sobre la vida, una vez más llamo a la
buena vida.
A veces hacemos las cosas con conciencia intranquila, pero
no son pocas las veces que hemos visto nuestro trabajo estropeado por no
empezarlo con una buena base. Y nuestra vida es el mejor de nuestros trabajos,
por eso la mejor vida es la que tiene una buena base, por eso a veces
rectificamos para darle consistencia a la base de nuestra vida, para eliminar
los malos apoyos y pulir los buenos.
Que siempre sabremos que lo que nuestra cabeza nos chivó,
nos lo chivó una vez pensado. Que sabemos que nuestro camino va rodeado de
muchas puertas sonando pero no todas guardan el buen camino ni todas las
ventanas enseñan nuestro mejor reflejo.
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